La locura, de acuerdo a la opinión usual, significa actuar sin razón. Cesare Ripa dice lo siguiente en su "Iconologia" de 1603: "Non è altro l'esser pazzo, secondo il nostro modo di parlare, che far le cose senza decoro, e fuor dal comune uso de gli huomini per privationi di discorso senza ragione verisimile o stimolo di Religione" (Estar loco, según nuestro modo de hablar, no significa sino hacer cosas sin dignidad y fuera del uso habitual de los hombres, debido a la carencia de discurso sin razón aparente o el estímulo de la Religión). En el Evangelio, aquél que no cree es considerado un loco (necio), y con frecuencia aparecen figuras de locos en las Biblias de los s. XV y XVI, ilustrando el Salmo 52 "El necio dijo en su corazón, No hay Dios!". En una Biblia del s. XVI encontré la misma descripción del loco que en el minchiate florentino (fig. 1): un hombre vestido en harapos, con plumas en la cabeza, que camina llevando una vara; en su mano, sostiene una girándola y a su alrededor hay niños (fig. 2). Ripa nuevamente ofrece una descripción idéntica: "Un uomo di età virile starà ridente e a cavallo sopra una canna, nella destra mano terrà una girella di carta istromento piacevole, e trastullo de fanciulli, li quali con gran studio lo fanno girare al vento" (Un hombre de edad adulta reirá y andará a caballo sobre una caña; en su mano derecha sostendrá una girándola de papel, un instrumento agradable y una diversión para los niños, que se afanan con cuidado para hacerlo girar al viento). El mismo autor nos dice que "reputandosi saviezza nella città ad un huomo di età matura trattare de reggimenti della famiglia e della Repubblica, Pazzia si dirà ragionevolmente alienarsi da queste attioni, per esercitare giuochi puerili e di nessun momento" (en la ciudad, se considera sabio que un hombre de edad madura se comprometa en asuntos de la familia y de la República, de aquí que razonablemente se llamará Locura abstenerse de estas acciones a fin de jugar juegos infantiles sin importancia). La carcajada del loco, que encontramos en la carta del así llamado Tarot de Carlos VI y el de Ercole I d'Este, es "facilmente indicio di pazzia, secondo il detto di Salomone; però si vede che gli uomini reputati savii poco ridono e Christo N.S. che fu la vera saviezza, e sapienza, non si legge, chi ridesse giammai" (fácilmente prueba de locura, de acuerdo a las palabras de Salomón; pero se ve que los hombres considerados sabios raramente se ríen y de Cristo, que tiene verdadera sabiduría y entendimiento, no se lee que haya reído nunca). Un grabado anónimo del s. XVI muestra a un loco riéndose ante un ángel, que cubre sus ojos con sus manos a fin de no contemplar una acción tan inconsciente (fig.3) En las cardas iluminadas de los Tarots de Visconti-Sforza, el loco lleva plumas sobre la cabeza y una vara sobre su hombro (fig. 4). Una figura semejante fue pintada por Giotto en la Capilla Scrovegni en Padua, como una imagen de "Stultitia" (Locura) (fig. 5). En su fresco, el loco tiene entre sus labios un objeto que virtualmente le impide hablar. La noción de locura que encontramos en la alegoría está enfatizada por la presencia de plumas sobre la cabeza del personaje. Debemos considerar primero de todo que en tiempos antiguos las plumas, las alas y el plumaje se empleaban como símbolos de velocidad. Cartari en su obra "Imagini de gli Dei de gl'Antichi" (Imágenes de los Dioses de los Antiguos) de 1647 menciona repetidamente los tributos de Apolo-Sol. Estos incluyen alas y plumas, significando la velocidad de la astucia de Apolo, y del sendero seguido por el Sol. Respecto a las alas en la cabeza de Mercurio, el autor dice esto: "Furono date le penne a Mercurio, perché nel parlare, di ché egli era il Dio, le parole se ne volano per l'aria non altrimenti, che se havessero l'ali. Onde Omero chiama sempre le parole veloci, alate e che hanno penne" (Le fueron dadas plumas a Mercurio, porque en el habla, de la cual era el Dios, las palabras vuelan por el aire como si tuvieran alas. Por lo que Homero llama siempre a las palabras veloces, aladas y que tienen plumas). Sebastian Brant en su obra "Der Narrenschiff" (La nave de los locos) de 1494, en el soneto LVII "Sobre la divina Providencia", dice lo siguiente respecto a los locos presuntuosos: "Se puede incluso hallar locos que pretenden dorar su pluma con palabras, y que creen ser sabios...". Las plumas sobre la cabeza del loco representan así los mismos elementos de los que el loco carece, esto es: rapidez e intelecto, aparte de palabras adecuadas. En efecto, el candado que sella la boca del loco, tal como lo pinta Giotto, asume esta función, puesto que de otro modo el loco sólo hablaría palabras insensatas, como se describe en palabras de la Biblia: "Las palabras de la boca de un sabio son llenas de gracia; pero los labios de un loco se lo tragarán a él mismo. El comienzo de las palabras de su boca es locura; y el fin de su charla es maliciosa locura" (Ecclesiastes 10:12,13)
Recientemente se ha descubierto versión virtualmente idéntica a la del loco de la carta Visconti-Sforza. Es un modelo copiada del original previo, también del siglo XV, derivado del mismo mazo de Trionfi del cual ya conocemos las cartas del Sol, la Sota de Espadas y Los Enamorados de la colección Amedeo Cocchi (Las otras dos cartas de la misma colección, es decir el Cinco de Oros y el Dos de Copas son de una fecha levemente posterior, y pertenecen a otro mazo). En los Tarots de Ercole I d'Este, el loco aparece casi desnudo. Respecto a esto Ripa escribe que "La Stoltizia si dipinge ignuda perché il pazzo palesa i suoi difetti ad ognuno, senza vergogna" (La locura se describe desnuda porque el loco muestra sus defectos a todos, sin vergüenza alguna). En los llamados Tarots de Carlos VI, el loco lleva una gorra con enormes orejas de asno, mostrando así su naturaleza bestial, y lleva ropa interior de un diseño increíblemente moderno (fig. 6). La imagen es muy semejante a la de un loco exhibido en un códice de Boloña que data de la segunda mitad del s. XV (fig. 7), que lleva el bastón usual, pero de un modo que parece cortado a través de la palma de su mano (una relación alegórica con los estigmas de Nuestro Señor), como puede verse de manera más clara en un grabado en la obra de Brant, mencionada arriba. La presencia de una caña, que tiene la misma función que el bastón, se justifica de este modo: "Chi mercede illimitata vuol godere, l'appoggio di una canna potrà avere fragile" (Aquél que quiera disfrutar sin límites no tendrá sino el apoyo de una frágil caña) (Soneto LVII).
Hay una variante iconógrafica en la representación del Loco que se encuentra en los llamados Tarots de Mantegna, donde un perro ataca los muslos de un pobre hombre (fig. 8). Esta tipología figurativa permanecerá estable a lo largo de la ulterior producción de Tarots. Una especie de carga aparecerá también en la punta de la vara, apoyada contra un hombre. La presencia de un perro cerca de un pobre caminante es típica del arte medieval, y da un toque de realismo, puesto que el animal solía ladrar y atacar a los vagabundos que se acercaban a las casas para pedir limosna. Un ejemplo bien conocido puede hallarse en la representación de "El hijo pródigo" (fig. 9) y de "El camino de la vida" en el "Tríptico de Haycart" del Bosco. Respecto a esto, hay un grabado del s. XV extremadamente interesante, de Israel van Meckenem (fig. 10). El simbolismo diabólico asociado con los instrumentos de viento - flauta y gaita, en contraste con los instrumentos "celestiales" de cuerda- muestra el carácter negativo del grabado. Por el otro lado, la presencia del perro vincula al loco-bufón con el pobre, haciendo así de puente entre las dos variaciones iconográficas. Ahora debemos considerar otro aspecto de la locura, esta vez asociada con su visión mística y sagrada. La Epístola a los Corintos fue muy apreciada en el Renacimiento. Algunas de sus palabras reflejan la relación que hay entre Locura y lo Divino. "Pues la palabra de la cruz es para ellos que perecen locura" (I, 1, 18); "Que nadie se engañe. Si alguien creyera que es sabio entre vosotros en este mundo, que se vuelva loco para que se vuelva sabio. Pues la sabiduría de este mundo es locura con Dios" (I, 3, 18-19). Sólo abandonando los bienes materiales el hombre puede alcanzar a Dios, de acuerdo al pensamiento cristiano. El loco, porque posee esta prerrogativa, fue visto a veces como alguien inspirado, sólo apartado por un paso de lo Divino. Como siempre Brant satiriza acerca de los locos vanos: "Creen que Dios les ha beneficiado y les ha dejado Sus dones para siempre" (Soneto LVII). Por lo que respecta a la naturaleza divina de la locura en relación con los tarots, hay un iluminador manuscrito de un autor anónimo del s. XVI, que descubrí en la Biblioteca Estense de Módena y que más tarde sometí a la atención de Pietro Marsilli. A fin de conquistar el corazón de una dama en la corte, una tal Mamma Riminaldi, el autor anónimo no encontró mejor remedio que sacar una carta de un mazo de tarots, el loco "que es divino cerebro". Es por esto que la lista más antigua conocida de Tarots, los "Sermones de ludo cum aliis" ubica "El matto" (El loco) cerca de "El mondo" (El mundo), esto es, Dios Padre. |